Este artículo inicia una serie que intentará explicar brevemente distintos aspectos de la propuesta de la Renta Básica Universal (RBU). Para ver toda la serie de artículos publicados sobre este mismo tema, pulsar aquí.
Comenzamos explicando la diferencia entre la RBU y un subsidio. Un subsidio es una cantidad monetaria que habitualmente entrega el Estado, a las personas o grupos que cumplen determinadas condiciones; por este motivo, los podemos llamar “subsidios condicionados”. Entre estas condiciones, muchas aluden a carencias económicas, y así podemos llamar a estos subsidios “para pobres”, ya que si no eres pobre no lo cobras.
La justificación para estos subsidios es que buscan ayudar al que lo necesita, y por tanto, si alguien no lo necesita, no lo recibe. Esto tiene un efecto secundario bastante desagradable, y es que no fomenta en absoluto la salida de la situación de pobreza, ya que en ese caso se dejaría de cobrar el subsidio. Dicho de manera llana, si quiero que me sigan pagando, tengo que seguir siendo pobre. Algo muy parecido ocurre con el subsidio por desempleo, donde si encuentro empleo dejo de cobrarlo, con lo cual no tengo demasiado incentivo para encontrar empleo, sobre todo si los empleos que encuentro apenas sobrepasan el monto que cobro por el subsidio.
Para poder pagar todos estos subsidios, es necesario montar una burocracia que vigile que las personas cumplan esas condiciones, y en el caso de las personas que lo desean cobrar, es necesario que realicen toda una serie de trámites burocráticos para recibir algo que les corresponde (como ejemplo de subsidio fracasado, podemos citar la Renta de Garantía Ciudadana , implantada en Catalunya en 2017, donde se ha rechazado la prestación para la mayoría de las personas que la han solicitado, demostrando que el costo económico es muy alto, y al mismo tiempo no cumple con la labor a la que está destinada).
La RBU es incondicional, es decir que la cobran todas las personas, sin importar su situación, sin importar si son pobres o ricos, si tienen o no empleo. Es un “piso” a partir del cual uno puede mejorar su situación económica si así lo desea. Por supuesto, cualquier prestación cuyo monto exceda de la suma de la RBU, se seguirá cobrando tal cual, sin reducción.
La RBU fomenta el encontrar empleo, porque todo lo que cobre se suma a la RBU, así como fomenta el estudio, que permitiría encontrar mejores empleos, y también permitiría desarrollar las vocaciones y aptitudes personales, que muchas veces no se desarrollan por falta de oportunidad. Finalmente, la RBU también mejora la autoestima, ya que las personas que cobran subsidios no suelen sentirse satisfechas consigo mismas, mejorando así las posibilidades de aportación social de esa persona.
Los subsidios han representado un avance social en su momento, ya que han ayudado a muchas personas en situaciones difíciles, pero ha llegado la hora de dar un paso más en la mejora de la calidad de vida, ha llegado la hora de la RBU.
Sasha Volkoff
Nacido en Argentina, reside en Barcelona. Es activista del Movimiento Humanista desde 1984, siendo parte del equipo que impulsó la refundación del Centro Mundial de Estudios Humanistas en el presente siglo. Actualmente es miembro del Centro de Estudios Humanistas Noesis. http://movimientoforma.blogspot.com