Los comercios de Madrid y Barcelona, las ciudades más golpeadas por el coronavirus en España, abrieron este lunes por primera vez sin cita previa, aunque no se puede tocar y en muchos casos tampoco probar nada, dando un paso tímido en la apertura económica y social.
Con campañas de promoción de un descuento del 30%, algunas tiendas del Portal del Ángel de Barcelona, una de las calles comerciales más populares de la ciudad condal, intentaban atraer a los primeros clientes esta mañana tras la apertura, sin mucho éxito.
«Estamos haciendo un descuento de bienvenida, para que los clientes se animen», dijo a Telam un encargado de la tienda de moda femenina Felgar, que todavía preparaba el interior del establecimiento para recibir a los potenciales compradores.
Tras dos meses cerrados, los comerciales buscan deshacerse del stock para renovar el producto debido al cambio de temporada. Para ello, necesitan de forma urgente generar dinero de caja, ya que los gastos actualmente superan hasta en tres veces lo que puede entrar, explica este empleado, que prefiere no dar su nombre.
Las grandes cadenas de indumentaria se volcaron durante la pandemia a la venta online, aunque tan pronto tuvieron la oportunidad algunas levantaron la persiana. Eso sí, con un tercio de los empleados, y cumpliendo con estrictas medidas de seguridad, y con apenas un puñado de clientes.
«Solo abrimos una parte de la tienda, colocamos menos prendas para que se vean mejor, y el cliente no se puede probar nada», explica un joven en la puerta del local de Mango, que se encontraba completamente vacío, aunque, según confiesa, se acercaron algunos «curiosos».
Una de las grandes novedades es la utilización de guantes y mascarillas por parte del personal que está de cara al público, una protección que en muchos casos se ofrece también a los potenciales clientes, al igual que el gel.Además, dependiendo de cada comercio se permite o no que los potenciales clientes se prueben la ropa o los accesorios que les interesan.
En el caso de Mango, el cliente se tiene que probar la prenda en tu casa, y si no te gusta y la devuelve, entonces el producto se desinfecta con un vaporizador a 90 grados y se vuelve a exponer 48 horas después.
«Aquí te puedes probar porque tenemos un solo probador», dice una joven que atiende al público en System Action. «Si el cliente no se lleva la prenda, la desinfectamos y volvemos a exponer», apunta.
El emblemático Corte Inglés de la Puerta del Sol, en Madrid, al igual que el del Portal del Ángel de Barcelona reabrieron aunque solo una planta, y con aforo muy limitado, que era controlado por el personal de seguridad.
Pero tanto en la capital catalana como en la Gran Vía de Madrid muchos locales permanecían con la persiana cerrada y anunciaban una pronta apertura, previsiblemente para después del 26 de mayo.
Mientras el 70% de España se encuentra ya en la «fase 1» del plan de desconfinamiento diseñado por el gobierno, en la que está permitida la apuesta de las zonas exteriores de bares y restaurantes con una ocupación del 50%, Madrid y Barcelona siguen en la «fase 0», aunque con algunas medidas flexibilizadas, como es la apertura del comercio sin cita previa.
También se permite entrenar en grupo de diez personas a los deportistas profesionales para que toda España esté en igualdad de condiciones, ya que de lo contrario el Barcelona de Messi y el Real Madrid se verían en desventaja con el resto del país.
Pero con la reapertura del comercio se busca fundamentalmente dar oxígeno a la economía en dos zonas fuertemente golpeadas por la pandemia, pero que son los motores de un país que afronta un escenario de recesión «muy severo» con una previsión de caída de entre el 9,5% y el 12,4% del PBI este año, según las últimas previsiones del Banco de España.
Rosanna Deverhive, propietaria de una joyería artesanal que reabrió hoy en el barrio del Born de Barcelona, tuvo que adherirse a un ERTE (Expediente de Regulación de Empleo) para suspender a sus empleados y también pedir un préstamo al banco para seguir adelante.
«Te puedes endeudar para salvar tu proyecto, pero al punto de arruinarte la vida», asegura casi al término de su primera jornada de apertura, que calificó como «muy floja».
«Por ahora vamos a abrir solo de mañana, pero espero que poco a poco la gente se vaya animando. Nosotros somos un negocio familiar, de diseñadores, y podemos empezar sin los empleados, pero todo dependerá de que la economía se reactive», advirtió Rosanna.
Agencia Telam