La Organización Meteorológica Mundial (OMM), que es la agencia de la ONU especializada en el tiempo, el clima y el agua, señaló este miércoles que ha verificado -69,6ºC como temperatura más fría jamás registrada en el hemisferio norte, algo que se observó en una estación meteorológica automática en Groenlandia el 22 de diciembre de 1991.
Un comité de evaluación internacional de la OMM ha validado el nuevo récord. De ese órgano, compuesto por expertos en ciencia polar y del clima, forma parte al española Manola Brunet.
El nuevo récord de temperatura fue descubierto casi 30 años después por ‘detectives climáticos’ del Archivo de Fenómenos Meteorológicos y Climáticos Extremos de la OMM, y supera los -67,8°C registrados en los Verkhoyanksk y Oimekon (Rusia) en febrero de 1892 y enero de 1933, respectivamente. El récord de temperatura más fría del mundo, de -89,2°C observada el 21 de julio de 1983, está en manos de la estación meteorológica de gran altitud Vostok, en la Antártida.
La estación meteorológica de Verkhoyanksk, que hasta ahora ostentaba el récord de frío en el hemisferio norte, llegó a los titulares periodísticos en muchos países cuando registró una temperatura de 38°C el pasado 20 de junio, durante una prolongada ola de calor siberiana. La OMM está verificando actualmente si se trata de un nuevo récord de temperatura alta al norte del Círculo Polar Ártico.
«En la era del cambio climático, mucha atención se centra en los nuevos registros de calor. Este récord frío recientemente reconocido es un recordatorio importante de los marcados contrastes que existen en este planeta», apuntó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, que apuntó, «Es un testimonio de la dedicación de los científicos del clima y los historiadores del tiempo que ahora podamos investigar muchos de estos registros más antiguos y asegurar una mejor comprensión global de los extremos climáticos no sólo actuales, sino también históricos».
HISTORIADORES DEL CLIMA
Si bien la mayoría de las observaciones climáticas extremas evaluadas por el Archivo de la OMM se han realizado en los últimos años, ocasionalmente los historiadores del clima descubren datos meteorológicos que han pasado mucho tiempo por alto y que contienen información climática importante que debe analizarse y verificarse.
Es el caso de la evaluación recién concluida de un registro meteorológico de casi 30 años de una estación meteorológica automatizada en un remoto sitio de Groenlandia llamado Klinck, ubicado a 3.105 metros de altitud cerca de la cima topográfica de la capa de hielo de esa gran isla.
Esa estación meteorológica automática funcionó durante dos años a principios de la década de 1990 como parte de una red establecida por la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos) para registrar las condiciones meteorológicas alrededor de la cresta de Groenlandia durante un proyecto científico. En 1994 se devolvió al laboratorio para realizar pruebas y luego se envió para su uso en la Antártida.
Esto ocurrió antes de que la OMM comenzara a evaluar los extremos globales, ya que el Archivo se estableció en 2007. El nuevo récord salió a la luz solamente después de que un panel internacional de científicos polares de esta agencia de la ONU localizara a los científicos originales involucrados.
El comité felicitó a los científicos del proyecto original de la estación por el cuidadoso mantenimiento de las calibraciones y metadatos de una observación realizada hace tanto tiempo. Después de un análisis exhaustivo del equipo, las prácticas de observación y la situación meteorológica sinóptica de diciembre de 1991, el panel recomendó por unanimidad la aceptación de la observación como válida.
«Esta investigación destaca la capacidad de los científicos del clima de hoy no sólo para identificar los registros climáticos modernos, sino también para jugar al ‘detective del clima’ y descubrir registros climáticos pasados importantes, creando así un registro del clima de alta calidad a largo plazo para las regiones sensibles al clima del mundo», apuntó Randall Cerveny, experto en clima y fenómenos meteorológicos extremos de la OMM.
Todos los componentes de la estación meteorológica automática de Klinck tuvieron que seleccionarse para poder funcionar en condiciones extremadamente frías, según George Weidner, quien ayudó a diseñar la estación.
«En Groenlandia, todos los sitios se instalaron en motos de nieve. Por lo tanto, la estación meteorológica automática tuvo que empaquetarse para sobrevivir a una travesía sobre superficies de nieve muy rugosas. Años de experiencia en la Antártida nos ayudaron a mantener nuestra estación meteorológica automática segura y ajustada a los trineos tirados por las motos de nieve», explicó.
(SERVIMEDIA)