Sería una alternativa a la reunión habitual de septiembre, donde cada año se encuentran unos 200 jefes de Estado y de Gobierno, y miles de diplomáticos.
La ONU evalúa una cumbre virtual para celebrar la reunión de los líderes internacionales en la Asamblea General de septiembre, a fin de evitar una gran aglomeración de personas que pondría en riesgo los avances ante la pandemia de coronavirus.
La organización aún no ha tomado ninguna decisión al respecto, pero varias fuentes consultadas por la agencia de noticias EFE señalaron que será imposible reunirse en el formato habitual de cada año, que reúne a unos 200 jefes de Estado y de Gobierno y a miles de diplomáticos.
Desde el estallido de la pandemia, la ONU ya ha cancelado decenas de reuniones y optado por celebrarlas de manera telemática, mientras en la sede de Nueva York se mantiene una guardia mínima al menos hasta fines de junio.
La crisis del coronavirus se da en el mismo año en el que la ONU se preparaba para una Asamblea General especial, dado que se cumplen 75 años de su fundación.
Los Estados miembros, que son los que deben decidir, están principalmente a la espera de algún tipo de indicación por parte del secretario general del organismo, António Guterres, que por ahora guarda silencio.
“El secretario general está en conversaciones con el presidente de la Asamblea General”, explicó recientemente Stéphane Dujarric, el vocero de Guterres.
El portavoz agregó que son muchos factores los que se deben tener en cuenta, entre ellos la situación en la ciudad de Nueva York, donde ha habido miles de muertos por coronavirus.
«Será, obviamente, un factor decisivo, el estado de la pandemia en todo el mundo”, apuntó.
Si bien la opción telemática es la más factible desde el punto de vista tecnológico, eso eliminaría toda la actividad paralela, que incluye miles de reuniones bilaterales y contactos informales, dijo una fuente diplomática europea.
Por otro lado, algunas delegaciones tienen ciertas dudas sobre las capacidades técnicas de la ONU, que ha mostrado problemas con su sistema de videoconferencias, que por ejemplo complicaron las actividades del Consejo de Seguridad en los primeros días de la crisis.