La COP26 expresa «alarma» y pide acelerar el recorte de emisiones

El proyecto de declaración final urge a los países a "acelerar la reducción progresiva del uso del carbón y de los subsidios a los combustibles fósiles", aunque no habla de manera explícita de poner fin a la utilización de petróleo o gas.

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Gobiernos de todo el mundo tienen previsto expresar «alarma y preocupación» por el calentamiento global y llamar a poner fin al uso del carbón para reducir las emisiones de gases, según un proyecto de declaración final de la conferencia sobre clima de la ONU, que se celebra en Glasgow, Reino Unido. También pudo mostrar un logro con el acuerdo China-Estados Unidos para reforzar juntos la tarea en la materia.

El borrador, un texto aún preliminar, también reitera la urgencia de reducir a la mitad las emisiones de gases del efecto invernadero para 2030, pese a que los compromisos asumidos hasta ahora por los países no alcanzan esa meta frecuentemente citada.

En una decisión significativa, el texto urge a los países a «acelerar la reducción progresiva del uso del carbón y de los subsidios a los combustibles fósiles», aunque no habla de manera explícita de poner fin a la utilización de petróleo o gas.

En paralelo, la cumbre tuvo este miércoles una sorpresa: el anuncio de un acuerdo Beijing-Washington -principales emisores de gases- para un trabajo conjunto contra el cambio climático que, aunque no fija metas en números, pone al frente de una lucha en común a ambos países, distanciados por otras varias cuestiones geopolíticas.

Acuerdo entre Beijing y Washington para trabajar juntos contra el cambio climático

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Muchas naciones desarrolladas han hecho activa campaña para cerrar las plantas de explotación de carbón, que es un gran emisor de los gases que atrapan el calor que sale de la Tierra pero que sigue siendo una fuente barata de electricidad para países como China o India.

«El borrador expresa «alarma» y «preocupación» por el hecho de que las actividades humanas han causado hasta ahora un calentamiento global de alrededor de 1,1°C y que el impacto «ya se está sintiendo en todas las regiones».

La declaración no incluye acuerdos concretos en tres metas centrales que la ONU se había fijado para la COP26, para decepción de muchos.

Esas metas son la mencionada del recorte de emisiones, que los países ricos den 100.000 millones de dólares al año a los países pobres para ayudarlos con el calentamiento global y asegurarse que la mitad de ese dinero se use para adaptarse al creciente calentamiento global.

Se trata únicamente de un primer borrador de declaración final, que evolucionará a medida que los ministros trabajen hacia la conclusión de la conferencia, que termina el vienes pero que podría extenderse.

El texto pide a los casi 200 países participantes de la COP26 «revisar y fortalecer» sus planes de descarbonización para el próximo año, dos años antes de los previsto.

El documento dice que el mundo debería alcanzar «alrededor de mitad de siglo» la neutralidad de carbono, o sea emitir tantos gases como los que se retengan tanto por medios naturales como artificiales.

También admite «con pesar» que las naciones ricas no han cumplido con su promesa de dar ayudas financieras para que los países de ingresos medios y bajos logren los objetivos climáticos, informó la cadena de noticias BBC.

El documento reafirma las metas fijadas en el Acuerdo de París en 2015 de limitar el calentamiento global este siglo en 2°C respecto a los niveles preindustriales, con un objetivo más ambicioso de tratar de mantenerlo en 1,5°C.

Al hacer referencia a los desafíos que representa alcanzar esas metas, el borrador expresa «alarma» y «preocupación» por el hecho de que las actividades humanas han causado hasta ahora un calentamiento global de alrededor de 1,1°C y que el impacto «ya se está sintiendo en todas las regiones».

En un guiño a uno de los reclamos centrales de los países más pobres, la declaración «urge» vagamente a las naciones desarrolladas a compensar a las menos desarrolladas «por las pérdidas y los daños», una frase que disgusta a muchos países ricos.

Sea cual sea la resolución final, debe ser aprobada de manera unánime por los casi 200 países que asisten al encuentro de dos semanas.

Foto AFP

Foto: AFP

El primer ministro británico, Boris Johnson, anfitrión de la COP26, volvió este miércoles a Glasgow desde Londres para presionar a todos los países a «transformar las promesas en acciones» en los últimos días de la conferencia.

Johnson llegó a la ciudad escocesa en tren, luego de haber sido criticado por regresar desde allí en avión la semana pasada tras asistir a la cumbre de líderes mundiales que se celebró como parte de la conferencia.

El borrador de resolución subraya que limitar a 1,5 ºC el calentamiento a finales de este siglo respecto a la era preindustrial «requiere una acción significativa y efectiva por parte de todas las partes en esta década crítica», informó la agencia de noticias AFP.

Según observadores, el texto no satisface plenamente ni a los países ricos ni a los pobres lo que, en términos diplomáticos, podría paradójicamente significar posibilidades de éxito.

Para Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace International, «este proyecto de acuerdo no es un plan para resolver la crisis climática, es un acuerdo para que todos crucemos los dedos y esperemos lo mejor».

«Es una petición educada de que los países quizás, posiblemente, hagan más el año que viene», afirmó en un comunicado.

Pero su parte, Mohamed Adow, director del grupo de reflexión medioambientalista Powershift Africa, lamentó que el texto recoja «muy poco» de las demandas de los países vulnerables en materia de ayudas para adaptarse al cambio climático y hacer frente a las pérdidas y daños ya sufridos.

Gran reclamo de las naciones en desarrollo, «ni siquiera se menciona el plazo para la entrega de los 100.000 millones de dólares de financiación», que se había prometido para 2009 pero que sigue sin cumplirse.

Foto AFP

Foto: AFP

 

Los compromisos para 2030

La COP26, que comenzó el 31 de octubre, busca acordar cómo lograr aplicar los contenidos del Acuerdo de París.

Las emisiones de gases de efecto invernadero desde la Revolución Industrial ya provocaron un aumento la temperatura de 1,1 ºC y sus caóticas consecuencias, incluidas sequías, inundaciones y aumento del nivel del mar, no harán más que agravarse provocando el surgimiento de millones de refugiados climáticos, advierten los expertos.

Los compromisos para 2030 con que los países llegaron a Glasgow dejaban a la Tierra en la vía de un «catastrófico» calentamiento de 2,7 ºC, según informes presentados el martes por la ONU y por una ONG Climate Action Tracker (CAT).

O, en el mejor de los casos, de 2,2 ºC, suponiendo que se cumplan en su totalidad todos las promesas de alcanzar en 2050 la neutralidad de carbono, que implica acciones para captar gases de la atmósfera como la reforestación.

En su primera semana, Glasgow vio un alud de pomposos anuncios.

Países como Brasil, la Argentina e India reforzaron sus objetivos de reducción de emisiones.

Un centenar de jefes de Estado y de gobierno se comprometieron a cesar la deforestación en 2030, y otros tantos a emitir un 30% menos de metano, gas con 80 veces más efecto invernadero que el CO2.

Hoy, 24 países y seis automotrices acordaron en la conferencia hacer el cambio a automóviles libres de emisiones para antes de 2035, anunció el Gobierno británico.

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