La Alvaroteca cumple una década impulsando la alta gastronomía popular en los barrios de Málaga

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Desde el primer día, la inquietud incesante de Álvaro Ávila está continuamente latente en LAALVAROTECA, donde su capacidad culinaria ha evolucionado a lo largo de esta década hasta convertirse en un restaurante de cocina creativa, donde destacan los sabores del producto de calidad, principalmente procedente del mar y de la caza.

LAALVAROTECA nació con una filosofía canalla e insolente, aunque ahora prima la base tradicional de una cocina fruto de la personalidad y la intuición de un cocinero que imprime constancia, técnica y muchas horas de trabajo en todos sus guisos y elaboraciones.

El espacio sorprende por su estética visual, una combinación de estilos y decoración, resultado de la creatividad desbordante de su propietario y de su pasión por los cómics y el cine de ciencia ficción. Álvaro adquirió este local, situado en Cruz de Humilladero, el barrio donde él se crio, que está muy cerca de la estación de tren María Zambrano, y le ha dado forma a su antojo para romper los esquemas a los clientes. Cruzar el umbral de LAALVAROTECA supone adentrarse en una apuesta gastronómica valiente, fuera de todo convencionalismo, pero con fundamento y equilibrio, apta para todos los públicos y que no daña el bolsillo. 

La carta

En los entrantes de la carta de LAALVAROTECA aparecen platos como el croquetón de perdiz en escabeche, el lingote de foie, chocolate blanco y peta zetas; el donette de guiso de choco en su tinta, el buñuelo de gamba roja, mayo de kombu y kétchup de su coral; o la gyoza de callos, su gazpachuelo y habitas del torcal.

Para los aficionados a los guisos, contiene las lentejas variedad caviar con royal de caza y jamón de pato; el canelón de pato estofado con foie y bechamel de trufa; el risotto de rabo de toro y calabaza; el arroz caldoso de higaditos de pollo y codorniz; o las albóndigas de jabalí guisadas al estilo thai.

Procedentes del mar surgen el bacalao premium confitado, cremoso de miso y maíz; el salmonete, riojana, maíz y endivia; el rodaballo, pil pil escabechado y AOVE; y la lubina soasada. Mientras que del campo provienen los platos de ciervo carbonade flamande y pera; el tiro al pichón; el conejo con ajo; y la carrillada guisada con jugo a la pimienta, muselina de boletus y carpaccio de portobello. Y para finalizar, opciones de postres como el huevo en su nido; la tartaleta de limón; o la cuajada de torta de casar, helado de miel, toffee y piñones.

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