El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo este lunes que un ducto construido por Rusia para llevar gas a Europa a través de Alemania no será puesto en funcionamiento si Rusia invade a Ucrania, redoblando la presión sobre Moscú en medio de sus tensiones con Occidente y de temores a una guerra.
Biden hizo sus declaraciones en conferencia de prensa en la Casa Blanca junto al jefe de Gobierno alemán, Olaf Scholz, casi al mismo momento en que los presidentes de Rusia y Francia, Vladimir Putin y Emmanuel Macron, daban otra conferencia tras discutir en Moscú la crisis en torno a Ucrania.
Macron dijo que Putin prometió respetar la integridad de Ucrania y que él le propuso consensuar garantías de seguridad para Rusia y los países implicados en la crisis, y el presidente ruso señaló que algunas ideas de Macron eran positivas y que hará «todo lo posible para hallar compromisos».
Estados Unidos afirma que Rusia ha acumulado en los últimos meses más de 100.000 soldados en la frontera con Ucrania para lanzar una invasión de su vecino este mes.
Sin embargo, no ha explicado por qué motivo querría Putin dar ese arriesgado paso ni ha mostrado pruebas de los planes de invasión de Moscú.
Al crecer la tensión por las acusaciones, Rusia negó tener planes para invadir a Ucrania salvo que sea provocada a hacerlo, y aprovechó para exigir a Estados Unidos garantías de que la exrepública soviética no ingresará en la OTAN, como desea Kiev.
Putin ha dicho que eso abriría la puerta al despliegue en Ucrania de misiles que podrían llegar a Moscú en cinco minutos, y ha exigido también una retirada de fuerzas de la OTAN de los países de Europa del Este a los que la alianza atlántica se extendió desde 1997.
Biden dice que «no habrá» gasoducto ruso hacia Alemania si se produce la invasión a Ucrania
La expansión virtualmente fue acorralando a Rusia mientras ésta se reacomodaba tras la implosión de la Unión Soviética.
Estados Unidos y la OTAN, que incluye a Francia y Alemania pero es liderada por Washington, rechazaron todas esas exigencias. Putin había dicho que un rechazo lo obligaría a adoptar «medidas técnico-militares».
«Estamos juntos y listos, y toda la OTAN está lista», dijo Biden parado junto al canciller Scholz después de su encuentro.
«Si Rusia invade, es decir si tanques y tropas vuelven a cruzar la frontera con Ucrania, ya no habrá Nord Stream 2. Le pondremos fin», advirtió, usando el nombre del gasoducto, de 1.200 kilómetros, informó la agencia de noticias AFP.
Scholz, que ha evitado comprometerse públicamente a cancelar un proyecto muy necesario para Europa, que depende en gran medida del gas ruso, no fue tan contundente, pero dijo que Estados Unidos y Alemania estaban «absolutamente unidos».
De hecho, el canciller alemán, asumido hace dos meses, señaló que era necesario mantener cierta ambigüedad sobre posibles sanciones a Rusia para presionar a Moscú.
«Es necesario que Rusia entienda que podría suceder mucho más que lo que quizás ellos han calculado», declaró Scholz, que viajará a Rusia y a Ucrania la semana próxima.
En Moscú, Putin describió su reunión de cinco horas con Macron como profesional y destacó que Estados Unidos y la OTAN han ignorado las garantías que exige Rusia.
Reiteró que la expansión de la OTAN hacia el Este ha violado acuerdos internacionales y se mofó de las afirmaciones de Occidente de que se trata de una alianza defensiva que no amenaza a Rusia.
«Los pueblos de Irak, Libia y Afganistán lo han aprendido de su propia experiencia», dijo, en una sarcástica alusión a campañas militares de la OTAN en esos países, con resultados mortíferos y desastrosos.
Sin mostrar disposición a ceder, Biden dijo en la Casa Blanca que «sería prudente» que todos aquellos estadounidenses que no sean personal diplomático esencial abandonen Ucrania ante la «amenaza» militar rusa.
En un tono más positivo, Putin dijo que algunas de las propuestas de Macron podrían fructificar en avances hacia un acuerdo y que acordó volver a hablar con el presidente francés luego de éste visite el martes Kiev, la capital de Ucrania.
Macron dijo que su reunión con Putin fue «sustanciosa, profunda».
«Los días venideros serán cruciales, y serán necesarias hondas discusiones…para construir garantías de paz y seguridad» para Europa.
Rusia se anexionó la península ucraniana de Crimea en 2014 luego de que el entonces Gobierno ucraniano afín a Moscú fuera derrocado por una ola de protestas y reemplazado por uno nuevo nacionalista de derecha, fuertemente antirruso y prooccidental.
Crimea es un territorio clave para Rusia, porque allí se encuentra anclada su flota del mar Negro y porque su control asegura a Moscú una salida al mar Mediterráneo, algo considerado vital para la seguridad rusa desde hace siglos.
En 2015, Francia y Alemania ayudaron a alcanzar un acuerdo de paz para el este de Ucrania, que es de mayoría rusoparlante, en un intento de poner fin a un conflicto entre el Ejército ucraniano y milicias separatistas que estalló poco después de la anexión rusa de Crimea.
Las milicias, que controlan dos provincias en la región, conocida como Donbass, rechazan ser gobernadas por las autoridades de Kiev, a las que acusan de vínculos con grupos neonazis.
El acuerdo de 2015, firmado en Minsk, capital de Bielorrusia, puso fin a los grandes combates, pero los esfuerzos por lograr un entendimiento político definitivo se han estancado, y las escaramuzas son habituales.
Putin ha urgido a Francia y Alemania a instar a Ucrania a cumplir el acuerdo, que contempla una amplia autonomía para el Donbas y una amnistía para los separatistas. Solo cuando Ucrania acepte estas condiciones, podrá recuperar el control de las dos provincias rebeldes, según el pacto.
El Gobierno ucraniano ha advertido a funcionarios occidentales, en varias visitas, en contra de ser presionada a implementar el acuerdo.