El capitalismo está obsoleto, preparando su desmantelamiento

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Entrevista: a Javier Belda, director del canal Nuevos Paradigmas en Telegram. 

Por Daniel Lencina 

 

AUDIO DE LA ENTREVISTA

El periodista español Javier Eugenio Belda se dedica a temas de geopolítica y cosmología. Escribió y en 2022 publicó la novela futurista «El informe Denisova. Una mirada al tiempo de la singularidad», y actualmente dirige el proyecto de comunicación Nuevos Paradigmas que divulga a través de la plataforma Telegram. «El capitalismo está en declive, obsoleto, preparando su desmantelamiento», sostiene.

– Cuéntame acerca del canal Nuevos Paradigmas, ¿cómo nació y cuándo?, ¿qué relación tiene con el Instituto Humanista de Pronosticación Sistémica?, ¿por qué en Telegram?

– Un gusto saludarte. El canal Nuevos Paradigmas nació en 2023, y el Instituto Humanista de Pronosticación Sistémica un año antes, más o menos. El interés del IHPS es investigar y difundir temas de la Big History, es decir, temas muy diversos en los que se relacionan la cultura humana, sus etapas históricas con los procesos cósmicos y las leyes del universo. Un tema que da para mucho, para la comunicación con personas vinculadas a disciplinas muy diversas, y entendemos al Humanismo como un nexo común en todo ello.

Rusia es precisamente un referente para nosotros, por los estudios en la Big History, también llamada Megahistoria, por la facilidad que ha tenido el humanismo para conectar al menos con el mundo intelectual ruso. Un ejemplo es que el Centro Mundial de Estudios Humanistas fue constituido en Moscú en los años ‘90.

A esto nos dedicábamos hasta que en 2022 surgió el fenómeno de la rusofobia. Tal vez antes ya estaba de una manera no tan explícita, no tan salvaje. Hubo dos aspectos: por un lado, el emocional, ¿cómo podía ser que algo que a mí me parece que un lugar donde ir a buscar, recabar información, apasionante y en el que te vas enamorando por su cultura, de pronto, pase a estar demonizado? Fue un shock, porque ya entonces Rusia promovía la construcción de un mundo multipolar, más justo, bueno, libre. Lo libre que pueda ser el mundo, pero más justo y no tan violento como lo que estamos observando en Occidente. Ese modelo ideal de mundo que parecía posible, que coincidía con los postulados de la Big History.

Luego, en dos minutos, surgió el choque emocional. Pero también está la afectación práctica, porque de pronto nuestro sistema [Occidental] pasa a ser desquiciado, donde las libertades quedan barridas. No de una manera explícita, pero sí práctica.

Así nuestros informativos se convirtieron en pura propaganda, porque ya no se trataba solo de desinformar a la gente, sino de adoctrinarla en una especie de desestructuración psicológica en la que mientras te dan una noticia, te venden una sartén. Así de literal.

– ¿Te refieres al contexto español?

– Exacto, eso es quiero decir. La televisión española es mucho más show, pero la prensa también es completamente absurda y fomenta un pensamiento desestructurado. Lo que tratan en el fondo es construir un relato donde se transgrede la historia, para el que la batalla de Stalingrado no existió, el nazismo no existió. Pero, por otro lado, el nazismo es bueno. Es decir, ¿se puede cambiar alegremente cada día y no pasa nada?

Y a todo esto la gente se está desestructurando, y ya no digamos sobre la cuestión de los géneros y todo lo que se está haciendo en el ámbito educativo.

En conclusión, algunos no estábamos dispuestos a soportar ese recorte de las libertades, y empezamos construir otro tipo de relaciones. Vimos que Telegram es un buen lugar, no tan bombardeado por este tipo de cosas y empezamos a generar. Advertimos que había mucha necesidad, mucha recepción por parte de la gente y lo que más nos gusta es la relación que hemos podido ir construyendo con otros canales.

– ¿Qué es la Big History? ¿Qué se puede esperar en base a ella para el futuro?

– Esto es un poco lo que investigamos, ver qué conexión tiene con la insignificancia. Una persona nace sin mucho conocimiento y se va formando a lo largo de su vida, y luego va descubriendo cuál es su lugar en la sociedad, en la familia, pero también en el universo. Para eso tenemos una historia humana de la que tirar, porque no somos el primer ser humano que nace en la tierra, sino que tenemos una historia.

Lo que dice la Megahistoria o Big History es que podemos colocar nuestra historia en la historia humana o podríamos verla como un proceso cósmico, mucho más allá, como la gestación del mismo planeta, del mismo universo.

Si miramos al ser humano por su tamaño no deberíamos ni siquiera hablar de él, porque su tamaño es tan insignificante, tan pequeño que en cualquier ciencia seria despreciable. Ya el planeta Tierra lo sería. No vamos a extendernos, pero todos hemos visto esos vídeos de los tamaños y de las grandes masas de constelaciones que se mueven. En ese nivel somos de insignificantes, no somos nada. Decir que somos una mota ya es mucho.

Pero no parece que sea correcto mirar las cosas por su tamaño, sino por su cualidad. Y allí se produce la paradoja, porque resulta que no vemos nada ni científicamente tan complejo como el ser humano en todo el universo conocido.

– ¿Esto es lo que denominabas «resistencia a la insignificancia» en un reciente conversatorio del que participaste?

– No exactamente. Digamos que es el telón de fondo de lo que estudiamos. Luego estamos en el plano de lo social, en cuya dimensión también hay una hoja de ruta que nos quiere ver como insignificantes. El ser humano tiene que resolver esta cuestión; es insignificante, no lo es… Pero tampoco es una decisión militante, sino interna. El sistema nos quiere tan insignificantes que ha llegado un momento en el que ya sobramos. Cuando digo «sistema» me refiero al sistema de violencia instalado especialmente en Occidente, que es desestructurado, a diferencia de otros lugares en los que, sin ser la panacea, hay estabilidad y cohesión. Por ejemplo en los sistemas tradicionalistas.

– Te referías a la espectacularización. ¿El reciente entredicho entre Javier Milei y Pedro Sánchez responde a esa clave? ¿Puede leerse la tensión entre Rusia y Occidente en esta misma línea?

– Me parece que sí. Lamentablemente la política se ha degradado mucho. Nunca fue ninguna maravilla, pero la verdad es que últimamente nos encontramos con estos personajes. Yo no sigo demasiado la política española porque me parece irrelevante. Tenemos un presidente del Gobierno que simplemente es un servidor de otros. Le indican que diga que puede disponer del Sahara y él tranquilamente condena a no existir a un pueblo que tiene sus legítimos derechos históricos. Es un obediente, un servidor de los grandes poderes mundiales.

Y nos encontramos con el loco acomplejado de Milei, que es realmente lamentable. Argentina es una nación demasiado bella para semejante personaje. Es triste que haya una persona así gobernando en ese país. Esta discusión en la que se han metido les conviene a los dos, porque ninguno de ellos va a hacer política seria, y por eso montan un show para lo que sea, ya que cuando polarizas generas bandos, en el terreno de las redes sociales siempre habrá quienes vayan a favor de la discutidera, donde una y otra hinchada se insultan mutuamente. A los dos les ha venido muy bien; y también al Partido Socialista, que desde Felipe González tiene una larga trayectoria de corrupción, que es como el máximo paradigma de la corrupción, pasando por [José Luis Rodríguez] Zapatero. Todos ellos, legal o ilegalmente, tienen un amplio historial, así que no tengo dudas de que Pedro Sánchez algo debe tener en todo eso. Él, su familia o sus testaferros.

– ¿También son espectáculo las tensiones entre Rusia y Occidente, o la violencia más descarnada en la Franja de Gaza?

– Sí, mencionaste la Franja de Gaza. Este tema tiene mucho que ver con las preocupaciones de nuestro canal. Partimos con este ataque directo a nuestros intereses culturales, emocionales e históricos cuando dijimos que empezaron con la rusofobia, pero luego nos encontramos con el genocidio televisado de la Franja de Gaza.

Nos hemos propuesto no apartar la mirada. Es cierto que siempre hubieron genocidios, ¿no? Y además, desde 1948, Palestina tiene su historia cuando los ingleses, quienes no tenían derecho sobre esas tierras, se las cedieron a otros para hacer allí un extraño engendro para tranquilamente nacionalizar al pueblo judío.

Yo me defino como humanista y no por eso necesito un estado humanista. Pero les regalaron esas tierras y luego pasó lo que pasó. La barbaridad que ahora estamos viendo es descomunal y nosotros nos hemos propuesto no apartar la mirada, observar y poner en valor los aspectos positivos del pueblo musulmán, que se sostiene, se mantiene vivo y existe gracias a su solidaridad y generosidad. Eso está en el Corán y la gente lo tiene muy integrado. Es un referente donde mirar.

Nosotros queremos un poco compensar a este pueblo no apartando la mirada. ¿Por qué no habríamos de incomodarnos un poquito viendo algunas imágenes?, no estamos tragando el polvo de las bombas, ni bajo los escombros, tampoco pasando hambre. Tenemos una cierta libertad y unos medios. ¿Por qué no poner un poquito de nuestro aporte como lo hacen ellos?

Cualquiera que haya viajado a un país musulmán lo primero que dirá es sobre la gran hospitalidad y amabilidad con la que ha sido tratado. Entonces, seamos un poquito recíprocos y no les demos la espalda. Es un poquito de lo que podemos hacer desde nuestra posición, ¿no?

– ¿Cuáles crees que son los intereses que están chocando en estos escenarios, en Ucrania, en la Franja de Gaza? ¿Cuáles son los paradigmas que están entrando en conflicto?

– Bueno, ahora daría un pequeño rodeo para lo que me planteas. Hablábamos antes de la insignificancia. Lo que el paradigma capitalista quiere es un ser humano consumidor, que no piense mucho, que haga exactamente lo que le marcan las pautas, y de esa manera es manipulable y, además, puede apartar la mirada de los conflictos, es domesticable. Ahora estamos en una fase peor, muy extraña, porque el mismo sistema capitalista está en declive, preparando su desmantelamiento, parece que está obsoleto. Estamos asistiendo a esta cosa tan desestructurada… Tenemos a un usurpador como Zelenski, perfectamente paralelo a Milei, que ahora ya es un presidente ilegítimo porque ha pasado su período y no ha sido reelegido. No tiene ningún proyecto, es solo un proyecto personal de enriquecimiento; «si obedezco al amo me enriquezco y lo que ofrezco, como hicieron los ingleses con Palestina, es mi país. Se lo vendo a los fondos buitre y a ciertas empresas que se van apoderando, generando deuda y dependencia. Yo no pierdo nada, lo gano todo». Es lo que han hecho los dictadores de todas las épocas, enriquecerse ellos y a cambio regalar el país. Se sacrifica a la gente.

No quiero dejarme el tema de los paradigmas. Desde el punto de vista de la Megahistoria, lo que se investiga es una vía en este callejón sin salida al que parece que hemos llegado. Eso es una pregunta que está en el aire. No se sabe bien, pero está el tema del alma del ser humano, tal vez porque hay que pensar una vida extraña. Hemos llegado a un callejón sin salida, con la posibilidad de destrucción total, con la posibilidad de confiar en que el paradigma anterior siga vigente, que sería una resolución lineal; «esto es un bache, pero luego las cosas volverán a la normalidad».

Y luego tienes algo extraño que los investigadores dicen que se ha dado muchas veces en la historia. Ahora no vamos a dar ejemplos, pero los hay, que de pronto se produce un atractor vertical, que es una salida hacia arriba, inesperada a la que, por ejemplo, el profesor David Sámano –a quien hemos mencionado antes– desde la antropología llama una «vía estrecha»1.

– Pero, si este paradigma del mercado está en decadencia, ¿cuáles serían los paradigmas alternativos, si es que los hubiere, que lucharían por imponerse? En términos de marco existencial, ¿cuáles serían las perspectivas a futuro?

– No serían las ideologías, esa es un poco la cuestión. Las ideologías de algún modo murieron, pues estaban dogmatizadas. El ser humano estaba incómodo con ellas. De todas maneras, si se nos presenta una buena ideología, estaríamos dispuestos a ponernos ese traje si nos hace avanzar hacia un mundo mejor. Pero en cualquier caso, no parece que dada la complejidad del problema la solución pueda venir desde allí, sino más bien por el lado de la espiritualidad, de buscar que surja una búsqueda personal en las personas para dar lugar a algo. De hecho, tenemos algunos referentes. Como modelo tendríamos, por ejemplo, al de los pueblos originarios americanos, que conservan una espiritualidad conectada con el medio. O sea, el ser humano ligado desde donde está plantado. Allí se ve un orden cósmico.

Pero las modas tampoco nos sirven, porque también vemos muchos occidentales que andan con el Rosario budista, se rodean de una estética y se meten en algo de lo que no saben. Es más profundo, más interno, y lo es hasta donde nosotros digamos. Puedes centrarte un poquito, puedes intentar meditar, aclarar tu mente, tener experiencias un poco luminosas, pero eso no se hace en una mañana. ¿Paseas, lo ves todo muy bonito y recién llovido y tienes una experiencia luminosa? Eso es susceptible de ser desarrollado y parece que no ha tocado fondo, porque cuanto más se haces, más se descubre.

Pero creo que es una posibilidad que tenemos. Esto sin descomprometerse del mundo de lo social, porque entonces es como un aislamiento que creo que no viene a cuento.

– Teniendo en cuenta el actual contexto de riesgo nuclear, ambiental, biogenético, etc., ¿es posible pensar en estos términos?

– Claro, no de aislarte del mundo y dedicarte a ti mismo. Si no eres muy torpe, llegarás a estados de paz interna y de claridad. Y si tienes ciertas condiciones como que no te hayan bombardeado la casa, podrás tener cierta felicidad y estabilidad.

Parece un poco descomprometido inhibirse del mundo de ese modo. Primero que lo puedas hacer porque es un mundo desestructurado, caótico y en fase de descomposición…

– ¿En el que se ha alcanzado un límite?

– ¡Claro! Si te aíslas y dices «me pongo a meditar», pues no parece que sea la acción que corresponda. Sabemos que es algo muy valioso, muy interesante, muy chulo, pero no es suficiente. Entonces hay que fomentar la comunicación con los demás, investigar… Y te preguntas «¿esto va a parar este caos?» No necesariamente, pero tal vez sí. Estamos apuntando a eso que decíamos, a la vida estrecha.

Otro autor, Eric Chaisson, se refiere a la flecha cosmológica del tiempo que irrumpe de manera insospechada en los momentos más cruciales de la historia humana. Tenemos la esperanza de que algo pueda surgir y darnos un orden cósmico desde otra parte. También hay que ver que si hay cosas valiosas a nivel de Estados, de buena gobernanza, hay que apoyarlo, ponerlo en valor y no decir «nada vale». Si estamos viendo la construcción de un mundo multipolar, más justo, equilibrado, pongámoslo en valor, no nos dejemos llevar por los cánones que nos dicen estos medios de comunicación falsos.

Lo que plantean China, Rusia, Sudáfrica, los BRICS, no es un sistema de violencia, no es comparable. Claro que no es la panacea del humanismo, pero al menos la hoja de ruta no es «ve y destruye a tu vecino y róbale todo», ni muchísimo menos.

– Entiendo. ¿Qué lugar tendría la comunicación en esta acción para la construcción de esa nueva humanidad, de ese nuevo ser humano?

– Pues por un lado está la opción personal, de buscar cierta paz, cierto equilibrio y cierto desarrollo; no las condiciones, la observación del mundo. Pero parece que no es suficiente. Y así, ¿qué cosas residuales hay? La pregunta que nos hacemos es qué cosas residuales están operando en el mundo y si tienen una dirección hacia nuevos paradigmas, hacia etapas más evolutivas.

La corriente humanista es algo residual que viene operando desde hace décadas y es susceptible de resurgir en un momento dado y dar orientación. Se trata de la solidaridad y la generosidad con el mundo, de devolverle algo al mundo, porque hay mucha gente que está demandando orientación. Y si crees que tienes una doctrina interesante que compartir, pues eso es lo que debes hacer.

Con esto de Nuevos Paradigmas, del canal de Telegram, con estos amigos con los que colaboramos cada vez más estrechamente, con quienes estamos construyendo relaciones muy bonitas, lo que hacemos es tratar de difundir, de organizar nuestras ideas, de acercarnos a más gente, de abrir el diálogo. ¿Qué cosas residuales están operando y qué podemos aportar? Alentar y fomentar entre todos, dar a conocer, que una acción pequeña no quede en la insignificancia.

– Resistir la insignificancia…

– Eso es, pero también observar lo que hay de residual en el mundo, ya que seguro hay bastantes cosas que pueden ser susceptibles de resurgir.

– ¿Quieres agregar algo más?

– Por ahora estas ya son muchas ideas, pero me gustaría que la gente se sume a Telegram que, dentro de lo malas que son muchas redes sociales y del caos que se percibe allí, es muy interesante. Se generan muchas relaciones, te puedes cualificar, tiene herramientas fáciles de utilizar como un buscador mucho mejor que el de Google, donde hay mucha censura. No necesariamente sucede con la información política, sino con cualquier información, especialmente si se trata de Rusia, que en muchos casos ha sido adulterada o censurada. En Telegram también tienes un buscador con el que puedes encontrar cosas que no vas a encontrar en Google. También puedes hacer relaciones y puedes ser un participante más, no solo un mero espectador pasivo.

1 Genaro David Sámano Chávez es un autor y académico mexicano, investigador en psicología evolutiva en la corriente del Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista. Es autor de Interpretando al Nuevo Humanismo. Etnología, Epistemología y Espiritualidad (2021), publicado por León Alado Ed., y es coautor, junto a Hugo Novotny, de The Scientific-Humanistic Construction of Reality (2021), publicado por Lambert A. P.

 

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