75 años de los Derechos Humanos: celebración y denuncia de su incumplimiento

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A 75 años de la firma de los Derechos Humanos en todo el mundo, en multitud de actos y en la conciencia de muchos humanistas se pide por su cumplimiento.

Tomar conciencia de que estos derechos son el mínimo de alcanzar, para establecer una convivencia en igualdad de oportunidad y de paz.

Con el lema «Derechos Humanos, hagamos que se cumplan ya», distintas organizaciones humanistas están convocando concentraciones en diferentes puntos del Estado español con motivo del Día Internacional de los DDHH.

Hace ahora 75 años de la Declaración Universal de los DDHH y observamos cómo estamos retrocediendo de manera alarmante y a pasos agigantados en su aplicación. «Es más, hoy la propia supervivencia de Naciones Unidas y el sentido que le dio origen están en juego y es el momento de defender los derechos humanos si cabe con más fuerza», declaran desde la organización.

Hay convocatorias en distintos puntos del Estado español, y las podéis encontrar en este enlace: https://fb.watch/oLj72pyljk/

Transcribimos el texto completo de la intervención que humanistas españoles expresarán en diversas ciudades durante el día de hoy…

DÍA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Hoy hace 75 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta declaración fue redactada después del horror de la Segunda Guerra Mundial. Los crímenes terribles que se cometieron en la contienda contra la humanidad, llevaron a que las naciones con mayor peso internacional se lanzaran a la redacción de una serie de derechos que exigían el respeto a la vida y la dignidad humanas. Este documento ha sido ratificado desde entonces por 192 países. También podemos asegurar que, en mayor o menor medida, el documento ha sido incumplido por esos mismos 192 países. Así que, 75 años después, celebramos la existencia de los Derechos Humanos al mismo tiempo que denunciamos su incumplimiento.

No debería ser esta fecha, pues, sólo motivo de conmemoración, sino que deberíamos convertirla en un día para la reivindicación. ¡Desde aquí exigimos que se cumplan los derechos humanos ya!

Un simple vistazo a la situación mundial muestra claramente la situación de incumplimiento que denunciamos. El informe de Amnistía Internacional de 2022 advierte incluso del “deterioro” en el respeto de los derechos humanos en los últimos diez años y destaca algunas de las situaciones más relevantes de su vulneración.

Actualmente hay 56 conflictos armados en el planeta. Aunque la mirada de los grandes medios de comunicación esté centrada en la guerra en Ucrania o en el genocidio que se está llevando a cabo en Gaza contra Palestina, no podemos olvidar Yemen, Sudán, Níger, Mali, Birmania o Irak, por poner un pequeño ejemplo de lugares donde la población civil es asesinada indiscriminadamente por ejércitos o grupos armados.

Amnistía Internacional señala igualmente la crisis alimentaria que afecta especialmente a las naciones más pobres y colectivos más desfavorecidos. La crisis climática, que ha causado inundaciones, sequías, olas de calor e incendios que provocaron muertes, pérdida de viviendas y medios de subsistencia. El nulo respeto a los derechos de las personas LGTBIQ en muchos lugares… no podemos olvidar que en 11 países del mundo la homosexualidad se castiga con pena de muerte y hay hasta 67 estados que la declaran ilegal.

O, cómo no, que la mitad de la población mundial, todas las mujeres, estén en situación manifiesta de desigualdad con respecto a los hombres. Solo en España, en lo que llevamos de año, 55 mujeres han sido asesinadas, víctimas de la violencia machista.

Hay que destacar y denunciar el doble rasero que las potencias occidentales aplican a la hora de valorar el cumplimiento, o no, de los derechos humanos. La salud, la educación, el clima, el futuro de los jóvenes, los derechos de la minorías… todo queda en suspenso cuando los intereses económicos o geopolíticos entran en juego.

Amnistía Internacional advierte de que es prioritario contar con un orden internacional basado en unas normas que se apliquen de manera efectiva y coherente EN TODOS LOS LUGARES y no solo donde les interese a las grandes potencias.

La distorsión que ha supuesto la utilización del concepto de los derechos

humanos nos ha hecho sospechar cuando en algún país en conflicto se pide la intervención externa por motivos de ”derechos humanos”. En su nombre se han producido intervenciones militares que han bombardeado países, invadido territorios y causado daños irreversibles para la población civil.

Mejor que se envíen médicos, medicinas, educadores, medios de transporte, semillas, tecnología para desarrollar los recursos productivos… Esas intervenciones, aunque sean humanitarias, crean peligrosos precedentes y refuerzan un rol militar de las Naciones Unidas que va contra su propio fundamento. En las últimas décadas hemos visto demasiados ejemplos de cómo se ha utilizado el concepto de paz y solidaridad internacional para comprometer la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.

De todos es sabido que hoy estamos en condiciones de acabar con el hambre en el mundo. Que una porción del gasto militar bastaría para garantizar la salud, la educación y la calidad de vida de todos los habitantes del planeta. O que la crisis climática podría ser frenada gracias a la tecnología. Nos encontramos en un momento histórico en el que por primera vez se pueden resolver estos problemas. Y, sin embargo, la mayoría de la población mundial mire con temor y desesperación a su futuro.

Se entiende esta paradoja enmarcando toda la situación en un sistema de economía libre de mercado. Un sistema en el que el ser humano no es el valor principal. Por lo tanto, si decimos defender y reclamar el cumplimiento de los derechos humanos, tendremos que reclamar con todas nuestras fuerzas el fin de este sistema cruel que tiñe todo.

Hay que repetir esto: no es la falta de recursos el problema principal, es este sistema el que atenta contra la concepción universal e igualitaria de los derechos humanos. Es imposible avanzar en su aplicación efectiva si no se cuestionan los dogmas del capitalismo

Hace 30 años, en una de sus cartas sobre la crisis social y personal, Mario Rodríguez Cobos, Silo, desarrolló con certeza y brillantez el tema de los Derechos Humanos. Allí afirmaba que los derechos humanos no tienen la vigencia universal que sería deseable porque no dependen del poder universal del ser humano, sino del poder de una parte sobre el todo. Y también que lucha por la plena vigencia de los derechos humanos lleva, necesariamente, al cuestionamiento de los poderes actuales.

Esto nos lleva de nuevo a la necesidad de hacer real la mayor reivindicación de los Humanistas: colocar al ser humano como valor y preocupación central. Volvamos a Silo para terminar con una cita que nos recuerda la dignidad de todas las personas:

«Yo creo -dice Silo- que en todos nosotros hay algo muy grande. Pero parece que para quedar bien tenemos que decidir que somos insignificantes. No somos insignificantes.

En todo pobrecito que está en las peores condiciones, que no sabe leer ni escribir, que está sumergido en la pobreza, que está desterrado de la sociedad; en todo pobrecito que encuentren en la calle, hay algo muy grande. Y cuando ese pobrecito sufre es algo muy grande que clama al cielo».

Rebelémonos contra el dolor y el sufrimiento en la sociedad humana. Hagamos, para empezar, que se cumplan los derechos humanos ya.

 

PEDIDO CONJUNTO PARA QUE SE CUMPLAN LOS DERECHOS HUMANOS

Con esta lectura hemos manifestado nuestros anhelos.

Ahora os propongo hacer un pedido -desde lo más profundo de nuestro corazón para que se cumplan.

Os invito a inspirar una bocanada de aire y llevarlo suavemente al corazón, a lo más profundo de nuestro corazón, ahí donde se silencian las tensiones y conectamos con nuestros mejores sentimientos. Y desde ahí pidamos…

Pedimos con fuerza y la mayor de las esperanzas para que estos derechos y la igualdad de oportunidades se cumplan…

Pedimos para que se ponga la vida de las personas como valor supremo, y el cuidado de la casa común como tarea urgente…

Para que todos los recursos y la riqueza se utilicen al servicio de la vida y la liberación del ser humano…

Para que el conocimiento se desarrolle más allá de verdades absolutas e impuestas… que nos limitan…

Por la libertad de ideas y creencias

Para que cese todo tipo de discriminación y se reconozca la diversidad personal y cultural de cada pueblo…

Pedimos para que podamos superar los bandos que nos tienen enfrentados, y que la reconciliación personal y social nos libere…

Para que cese la violencia en todas sus manifestaciones…

Pedimos, pedimos para que prenda en el corazón de cada una de nosotras y nosotros, en el corazón de la humanidad entera, la llama de la fe profunda en que un futuro noviolento es posible…. Y Para que tal futuro se concrete…

¡Que estos derechos, que hoy hemos escuchado de nuevo, se encarnen en cada ser humano!

Para cada un@ un gran abrazo de paz, fuerza y alegría

 

 

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